jueves, marzo 08, 2007

Nunca fuiste

Compongo con leves susurros
surcos en la cálida arena,
con las lágrimas que se escapan
prisioneras de tus ojos
en una noche tardía.
No sabía lo que era perder una vida
hasta que la perdí aquel día,
en que tu mirada se tornó gris
y ya no me perseguía.
Probablemente las pistas
que tus huellas me daban,
eran una triste pesadilla
convertida en señales inequívocas
de lo que mi corazón ya sabía,
tú a mi no me pertenecías,
porque nadie es de nadie
y tú nunca fuiste mía.