Poema: Reloj marcado

Miro al vacío,
la nada saluda ausente con una sonrisa inexpresiva,
me mira con cara de no saber qué ocurre,
la calma parece su fiel consejera o al menos
eso es lo que a mis ojos deja valorar.
Las nubes clarean y muestran un sol radiante,
perseguido por la brisa de generaciones apasionadas ,
de sucesos del pasado que marcan un destino trazado.
Los dedos poseídos dibujan su miedo al infinito,
un miedo tembloroso y prohibido que pocos quieren abrazar,
aún sabiendo que con ello sus penas podrían cesar.
Un viejo en el camino se cruza con un aire vespertino,
y con gracia me describe que yo soy él pero aún no lo quiero creer,
Los años han pasado, los relojes ya han sonado, el tic tac ya
no tiene compás solo queda un leve eco de algo que en su día
se llamó realidad.