miércoles, mayo 24, 2006

El silencio de los gritos (relato)

He querido empezar una sección de relatos continuos, sabemos cuando y cómo empiezan pero no cuando y cómo terminaran, espero que gusten:

Esta mañana esperando la llegada del dulce amanecer decidí levantarme de mi cama y correr las cortinas que cubrían las ventanas de mi cuarto, cortinas que por su tiempo entrañaban más historia que las que contenían los libros desgastados de mi mesita de noche. Hoy, tenía la sensación de que el día me sorprendería con unos de esos rayos tan resplandecientes que te brindan de energía para poder afrontar cualquier problema. Lo que yo no sabía era que aquel día iba a cambiar para siempre mi manera de vivir, incluso de sentir, ya nada tendría la misma forma, ni siquiera los colores responderían a mis reclamos.

Mi pasión era la pintura, pasaba largas horas dibujando y pintando todo aquello que por mi mente pasaba, en principio era un hobbie para olvidar las largas tardes que pasaba desolado en aquel internado, pero poco a poco descubrí lo valioso de una figura, la distinción y el placer que otorgan el ver como una de mis creaciones cobraba vida con solo sentir el dulce toque de los colores bajo mi pincel y lo más importante la reclusión en aquel terrible lugar se convertía en un mero sueño pasajero con lo que además cumplía con mi propósito. Mi padre a veces encontraba el tiempo en su ajetreada agenda para hacerme una visita aunque no sé yo si era muy beneficiosa para mi salud mental, si contamos con que el tema de conversación más entrañable en los últimos meses había sido como la bolsa había variado con el paso de los años, las pérdidas de muchos inversores y las ganancias de unos nuevos y prometedores ases de los negocios. Cosa que para mí era una mezcla entre chino y mandarín, vamos no entendía nada.

En fin me vestí con cuidado de no despertar a Nacho, era un compañero de cuarto encantador pero de muy mal despertar, siempre me decía: Andrés las mañanas son sagradas y más en vacaciones. Salí casi sin hacer ruido y de repente un grito atronador hizo que temblaran las paredes de todo el edificio, nadie sabía de que se trataba pero nada bueno traería consigo...