martes, julio 24, 2007

El verdadero amor (1ª parte)

Hoy pondré un texto que leí acerca del verdadero amor y una reflexión que hicieron de ese texto que me encantó, espero que ayude a todo el que lo lea:

Una enfermera recibió en la clínica a un hombre de cierta edad que necesitaba que le curasen una herida en la mano. Tenía bastante prisa, y, mientras le curaba, la enfermera le preguntó qué era aquello tan urgente que tenía que hacer. El hombre le contó que su mujer vivía desde hacía ya algún tiempo en una residencia de ancianos, ya que tenía un Alzehimer muy fuerte, y él iba todas las mañanas a desayunar con ella.

Mientras le terminaba de vendar la herida, la enfermera preguntó: – ¿Su esposa se alarmaría mucho si usted llega tarde esta mañana? –. –No– respondió el hombre–, mi mujer no sabe quién soy. Hace cinco años que ya no me reconoce–. La enfermera, algo extrañada, le dijo: –Entonces, ¿por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas? –. El hombre sonrió y le dijo: –Ella no sabe quién soy yo, pero yo todavía sé muy bien quién es ella–. Después la historia terminaba con esta hermosa reflexión: “El verdadero amor no se reduce a lo físico o a lo romántico; el verdadero amor es la aceptación de todo lo que el otro es, de lo que ha sido, de lo que será y de lo que ya nunca podrá ser”.

Se ha idealizado tanto y se ha manipulado tanto el amor en nuestros días que hemos hecho de él una caricatura y ya no sabemos qué es el verdadero amor. Pienso que un momento maravilloso para poder descubrir este amor es el noviazgo; pero, desgraciadamente, muchos jóvenes no tienen la menor idea de lo que esta palabra significa. Algunas parejas reducen su noviazgo al binomio pelea-reconciliació n. Discuten, muchas veces por pequeñas cosas que podrían solucionarse con un poco más de diálogo y también de madurez; se separan y luego se vuelven a reconciliar… y así se la pasan y se les pasan los meses y hasta los años. Un buen día se casan, y ¡oh, sorpresa! “mientras fuimos novios él (o ella) no era así”. Probablemente sí era así, pero no hubo tiempo de noviazgo real para comprobarlo.

Y es que el noviazgo tendría que ser realmente una escuela de amor. La escuela en la que dos jóvenes se conocen a fondo y aprenden a amarse de veras, a desprenderse de sí mismos para darse al otro y dar vida a otros, sus futuros hijos. Podemos casi decir que de un buen noviazgo depende un buen matrimonio. Quizás alguna persona leyendo este artículo podría decir “pues yo tuve un noviazgo muy corto y ya llevo muchos años casada”… Y no tengo nada que discutirle, pues un buen noviazgo no es cuestión de tiempo, sino de “calidad”. Yo he conocido alguna pareja con diez años de noviazgo y uno de matrimonio… ¿Qué pasó? ¿En qué se fueron esos diez años?

La calidad de un buen noviazgo consiste en ser sinceros el uno con el otro, en aprender a donarse mutuamente, en aprender a ceder, a compartir los gustos del otro, a conocerse mutuamente y aceptarse. Efectivamente el amor verdadero, como decía al inicio, no se reduce a lo físico o a lo romántico. No es cuestión de que él sea un adonis y ella una afrodita, pues sino, ¿qué sucederá con el paso de los años?

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

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10:44 a. m.  

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