viernes, julio 06, 2007

Poesía: el vaiven del tiempo de una dama

Dormía palideciendo en mi rostro

Dibujando caras blancas que iluminaban la noche desolada,

Queriendo encontrar una sombra entre las sombras

Que ahuyentara los temores de su corazón aletargado.

Un retraso colmaba su espíritu, promoviendo la desdicha

Y construyendo columnas desquiciadas por una vida perdida.

No sabía cuantas aguas cristalinas esos ojos habían derramado

Pero si sabía el río de amargo sabor que brotaba de su pecho apagado

Vientos poblaban las dulces caricias que el tiempo se llevó

Y que su mano nunca agarró

Vientos de una mañana que desapareció y que jamás regresó.