Ese hambre que tenemos
No han tenido alguna vez esa sensación de tener hambre, pero hambre de sentirse querido y amado, esa hambre que por mucho que quiera uno saciarla, es casi imposible, porque ardes en deseos de seguir y seguir buscando una caricia, un abrazo, un beso de esa persona que tanto amas, y que tanto deseas mantener entre tus brazos, aunque por temor piensas para ti mismo que tal vez no eres merecedor de esa dicha tan grande. He de ser sincero yo más de una vez me he movido en ese temor, y aún lo hago, tratando de buscar a esa parte de mi que aun me falta, con la que compartir y dejarme llevar libremente por la carretera que conduce la vida. Los deseos, deseos son, ya muchos lo expresaron en el pasado, y no les faltaba razón al afirmarlo, aunque lo que ellos no quisieron decir o no se atrevieron a contar, es que tanto los deseos como los sueños son como ese hambre, se lucha por llegar a ella y cuando se alcanza, además de sentirla tienes que evitar apagarla. La humanidad cada día olvida esto, y se despierta de la ilusión que en cada una de sus realidades se crea, olvidándose del sentir de si misma, de la sociedad en la que se mueve, y lo peor de todo, es que termina acostumbrándose a vivir de esa manera.